Culpa y Expectativas en la Maternidad: Cómo la Terapia Puede Ayudarte

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La maternidad es una etapa de transformaciones profundas. Desde el embarazo hasta los primeros años de crianza, muchas mujeres se enfrentan a una carga emocional inesperada, y una de las emociones más frecuentes que aparece es la culpa. ¿Te suena familiar esa sensación de no estar «a la altura»? Puede que te sientas culpable por no cumplir con tus propias expectativas, las de tu entorno o incluso las que impone la sociedad. Si este sentimiento te acompaña con frecuencia, quiero que sepas que no estás sola y que existe un espacio seguro donde trabajar estas emociones: la terapia perinatal.

En este post, vamos a reflexionar sobre la culpa en la maternidad, cómo surgen estas emociones y cómo el acompañamiento terapéutico puede ayudarte a gestionarlas. Porque, aunque no lo creas ahora, es posible dejar de cargar con esa culpa que pesa tanto.


¿Por qué nos sentimos culpables como madres?

La culpa materna no surge de la nada. Aparece, en gran parte, debido a las expectativas irreales que nos ponemos o que sentimos que nos imponen. La sociedad a menudo proyecta una imagen idealizada de la maternidad: ser una madre cariñosa, paciente, siempre disponible y capaz de equilibrar la crianza, el trabajo y las relaciones personales sin pestañear. Este estándar imposible genera una presión que puede ser abrumadora.

Algunas situaciones comunes por las que muchas madres sienten culpa y que solemos ver en consulta:

No disfrutar cada momento: Es común escuchar frases como “aprovecha, que crecen muy rápido”. Esto puede generar una sensación de fracaso si, por ejemplo, no te sientes feliz mientras tu bebé llora sin consuelo o si simplemente estás agotada.

Tomarse tiempo para una misma: Muchas madres sienten que están siendo “egoístas” si dedican tiempo a actividades personales, aunque sea algo tan básico como salir a caminar, leer un libro o simplemente descansar.

No seguir la lactancia materna: Si decides optar por el biberón o tienes dificultades con la lactancia, muchas mujeres sienten culpa intensa por no haber podido cumplir con este ideal.

Volver al trabajo: Retomar la vida laboral puede ser un momento muy crítico. Algunas mujeres se sienten culpables por “abandonar” a sus hijos, mientras que otras experimentan remordimientos por querer trabajar y no quedarse en casa.

Perder la paciencia: Las madres también somos humanas. Sentir que no puedes ser paciente todo el tiempo no te hace una mala madre, pero muchas mujeres experimentan culpa cuando tienen un mal día y se frustran.

Estos son solo algunos ejemplos, pero las fuentes de culpa pueden variar enormemente. Lo importante es reconocer que estas emociones son normales, aunque no siempre fáciles de manejar.


La relación entre las expectativas y la culpa

Una parte importante del problema está en las expectativas irreales que nos marcamos. Estas expectativas pueden venir de:

Nosotras mismas: Muchas madres tienen una idea preconcebida de cómo deberían comportarse. Quizá creciste creyendo que ser madre significa sacrificarte constantemente o ser fuerte todo el tiempo.

El entorno cercano: Los comentarios de la pareja, familiares o amigos, aunque bienintencionados, a veces añaden presión. ¿Te han dicho cosas como “¿aún no lo has dejado todo listo?” o “yo a tu edad ya hacía esto o aquello”?

Redes sociales y medios: Las imágenes de maternidad perfecta que vemos en redes sociales son irreales, pero pueden alimentar la idea de que estamos “fallando” si no nos parecemos a esa versión idealizada.

Cuanto más altas sean las expectativas, mayor será la posibilidad de experimentar culpa cuando no las cumplimos. Y la realidad es que nadie puede ser perfecta todo el tiempo.


¿Cómo podemos ayudarte desde la Psicología perinatal?

La terapia perinatal es un espacio seguro y especializado donde puedes trabajar estas emociones sin juicios. Aquí te cuento cómo puedo ayudarte:

1. Identificar y desafiar las expectativas irreales

Muchas veces no somos conscientes de cuánto influyen las expectativas en nuestra manera de sentir. En terapia, trabajamos juntas para identificar estas creencias, entender de dónde vienen y cuestionar si son realistas o útiles. Por ejemplo, puede que descubras que has asumido la idea de que pedir ayuda es un signo de debilidad, cuando en realidad es una forma de cuidar de ti misma.

2. Aprender a gestionar la culpa

La culpa, aunque incómoda, tiene un propósito: mostrarnos que algo nos importa. Sin embargo, cuando es excesiva, puede paralizarnos. Podemos ayudarte a diferenciar entre una culpa “útil” y una que simplemente está cargándote de más peso emocional. A través de técnicas como la terapia cognitivo-conductual o ejercicios de mindfulness, puedes aprender a manejar estas emociones de manera más saludable.

3. Validar tus emociones

La maternidad viene acompañada de una montaña rusa de sentimientos, y todos son válidos. A veces, solo necesitas escuchar de alguien que lo que sientes es normal. Validar estas emociones es un paso clave para reducir la culpa y aceptar que no necesitas ser perfecta para ser una buena madre.

4. Fomentar el autocuidado

El autocuidado no es un lujo; es una necesidad. En terapia, aprenderás a priorizar tu bienestar sin sentirte egoísta por hacerlo. Porque para cuidar de los demás, primero necesitas cuidarte a ti misma.


La importancia de pedir ayuda

Muchas madres sienten que, al buscar apoyo, están reconociendo que no son capaces de manejarlo todo solas. Pero esto no podría estar más lejos de la realidad. Pedir ayuda es un acto de valentía, no de debilidad. La terapia no solo te ayudará a gestionar la culpa, sino que también te permitirá ser más consciente de tus necesidades y construir una maternidad más auténtica y libre de presiones.


La maternidad es única para cada mujer. No hay un manual perfecto ni un modelo ideal que seguir. Lo importante es reconocer que, aunque la culpa puede aparecer en esta etapa, no tiene que quedarse contigo. A través de la terapia perinatal, puedes aprender a gestionar estas emociones, soltar expectativas irreales y construir una relación contigo misma más amable y compasiva.

Si te sientes identificada con lo que has leído, no dudes en dar el paso de buscar apoyo. En Psicóloga Perinatal Online, estamos aquí para acompañarte en este camino, ofreciéndote un espacio seguro para hablar, sanar y avanzar. ¿Empezamos juntas?

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